SUEÑO DEL COLEGIO SAN JUAN BOSCO, ÁRBOL BONITO
La comunidad educativa del Colegio San Juan Bosco sueña con un centro que continúa siendo una escuela inclusiva en la que todos tienen cabida. Para ello se hace necesario que continúe habiendo una formación permanente de calidad, que nos posibilite una investigación-acción continua sobre nuestra práctica docente. Se trata de una escuela abierta al entorno social y cultural y al mundo, con presencia activa en el barrio y con familias involucradas, a su vez, en la vida del centro.
Soñamos con una escuela que forme alumnos competentes, con metodologías activas e innovadoras adaptadas a las características, aptitudes y actitudes de nuestros alumnos y que potencien sus diferentes talentos; enfoques metodológicos que estimulen el espíritu investigador y emprendedor de nuestros niños y jóvenes y que les inviten a la reflexión, tales como el aprendizaje basado en proyectos, el método cooperativo o el aprendizaje-servicio; enfoques en los que las tecnologías de la información y comunicación juegan un papel central en la creación del conocimiento. Y todo ello se hace posible porque tenemos una cultura de evaluación continua, donde examinamos qué funciona, qué hay que cambiar y cómo hacerlo.
Soñamos con un centro en el que existe un liderazgo horizontal y, por lo tanto, compartido; una escuela que forma, cuida e incentiva a sus líderes. Éstos propician un trato respetuoso y cercano entre todos los miembros. Son líderes motivadores y con mente abierta, capaces de obtener lo mejor de cada uno para ponerlo al servicio de los demás y de trasmitir la pasión por nuestro estilo educativo.
Soñamos con un colegio con espacios atrayentes, motivadores y llenos de color que reflejen, así, la alegría característica de nuestro carisma: escaleras de colores, paredes decoradas con motivos salesianos, juegos en los suelos de los patios; una escuela que dispone de aulas multifuncionales que estimulan el aprendizaje y adaptadas a las necesidades crecientes de cada una de sus etapas.
Soñamos con una casa en la que valores como el clima de familia, la asistencia, el acompañamiento, la tolerancia o la empatía siguen siendo ejes vertebradores de toda nuestra práctica educativo-pastoral; una casa que ofrece experiencias voluntarias de fe y crecimiento personal. Una casa dispuesta a actualizar y vivenciar el sistema preventivo de don Bosco y la experiencia educativa de Madre Mazzarello; una casa en la que el joven es agente activo de la pastoral y no solo recipiente.
En definitiva, todos los miembros de la comunidad educativa soñamos con un colegio en lo que todo va cambiando, innovando, reformando para que lo esencial, una educación y evangelización de calidad, siga actualizando el ayer en el hoy.